jueves, 19 de noviembre de 2015

Historia de la Lactancia

RECUPERAR EL ARTE DE AMAMANTAR
Los humanos somos mamíferos y como esa taxonomía indica, las mujeres tenemos la capacidad biológica de alimentar a nuestros hijos (e hijas) recién nacidos y lactantes. La leche materna es el alimento diseñado por la naturaleza y sin duda el más apropiado.


Entre los mamíferos, las características de la leche que producen las hembras y la manera de amamantar, varía con cada especie de una forma curiosa y a veces asombrosa. Así por ejemplo, la leche de Yak es de un curioso color rosa, el ornitorrinco no tiene pezones y su leche fluye a través de los poros que las crías lamen, la ballena azul tiene el récord de mamas más grandes que miden unos 2.4 metros de longitud y producen unos 600 litros de leche diarios, mientras que la musaraña ostenta el récord por tener las mamas más pequeñas de la naturaleza que apenas miden 2 mms de diámetro, los conejos dan de mamar a sus crías una vez al día mientras que las hembras de león marino lo hacen una vez a la semana. La leche humana tiene una proporción de proteínas y grasas notablemente más baja que la de los conejos y leones marinos mencionados, tal vez por eso nuestras crías necesitan  que la frecuencia de las tomas sea notablemente mayor.


Las investigaciones en Atapuerca sobre la evolución de nuestra especie, de homínidos a humanos, confirman que las mujeres prehistóricas alimentaban a sus crías exclusivamente hasta los 3 o 4 años, cuando aparecía la dentición y los niños ya eran capaces de masticar. Además, los restos de esqueletos infantiles encontrados en esas excavaciones muestran que esos niños no padecieron raquitismo. La lactancia materna fue un elemento básico para la supervivencia de nuestra especie.


Los antropólogos cuentan también que, con la evolución, nuestros antepasados dejaron paulatinamente de andar a cuatro patas para adoptar la bipedestación. Igualmente, con la evolución aumentó el tamaño del cerebro y cráneo y perdimos el pelo que cubría nuestro cuerpo. La pelvis se estrechó para poder soportar el peso de las vísceras y las crías nacían más inmaduras que las de otras especies, antes de que el tamaño del cráneo impidiera  su paso, a través de ella, en los partos. Para poder permitir el parto con éxito los embarazos de acortaron en el tiempo, por eso los hijos nacían antes, siendo más dependientes. Las madres ya no se desplazaban llevando a sus pequeños prendidos del pelo, estos necesitaban ser acarreadas en brazos y cerca de las mamas. Con ese gesto, el abrazo y la mirada, surgía un vínculo, una forma de comunicación más humana y la manera instintiva en que un recién nacido se siente protegido y seguro. Podemos decir que la lactancia materna es más que un alimento. 
 
La historia nos deja muchos relatos e imágenes sobre la práctica de la Lactancia, que ha sido siempre valorada por filósofos, médicos, humanistas y  pueblos en general.


Ya desde Mesopotamia, cuna de la primera escritura (cuneiforme), nos han llegado registros como el del Código de Hammurabi en donde, entre otras normas o leyes, se describen las condiciones de contratación para las nodrizas y forma de pagar sus servicios en especies como medidas de grano,  aceite, etc. 

Egipto considera madres de leche a las nodrizas, muy valoradas socialmente. Según ha quedado escrito en el Pariro de Evers (tratado médico) se creía en las propiedades terapéuticas de la leche materna humana y recomendaba su uso, por ejemplo, para tratar algunas enfermedades las otitis o curar heridas.

La mitología Griega daba un valor sobrenatural a la leche de las diosas; un ejemplo es el relato sobre el nacimiento de la Vía Láctea. En Esparta, una de las condiciones para ser rey  era que el candidato hubiera sido amamantado en su infancia. Los filósofos y pensadores desaconsejaban mantener relaciones sexuales a las mujeres que amamantaban pues creían que el semen corrompía la leche y podía hacer enfermar a los niños.


Los Romanos fabricaban pequeños recipientes en barro o vidrio llamados "guttus", y se sabe que estos fueron utilizados para alimentar a los lactantes, pues han sido encontrados junto a las tumbas infantiles. Estos guttus evolucionaron hacia los cántaros y porrones actuales. En las zonas campesinas las mujeres daban de mamar a sus hijos, sin embargo entre las familias ricas se extendió la moda de contratar nodrizas: las mujeres no querían prolongar el intervalo de tiempo entre sus embarazos para tener más descendencia, sin abandonar, además, la activa vida social. Por influencia de la Cultura Griega, muy valorada en Roma, el pecho adquirió un importante valor estético y lucirlo se había puesto de moda. Se asoció la lactancia materna a un mayor envejecimiento y deterioro físico en las mujeres.
En la América Precolombina la lactancia materna tenía un especial valor ya que no era posible suministrar otro tipo de leches porque no tenían animales mamíferos domésticos. Hay relatos curiosos (del inca Garcilaso)sobre las mujeres incas, que adoptaban curiosas posturas para dar de mamar a sus hijos, poniéndose a veces a cuatro patas con tal de no cogerles en brazos "para que no se volvieran llorones". 


A partir del Renacimiento y durante los siglos posteriores, con el nacimiento del humanismo,  crece el valor dado a la Lactancia Natural, aunque, como en casi todas las épocas y culturas continúa siendo frecuente la contratación de nodrizas o amas de cría, generalmente entre las familias adineradas. 


A principios del siglo XX el porcentaje de mujeres que amamantaban a sus hijos durante los primeros meses o años de vida era alto y el mayor registrado en la historia. En EEUU están documentadas cifras en torno al 80% o 90% de niños amamantados al nacer. 
Sin embargo es en ese siglo cuando se van a dar las circunstancias que llevarán a la pérdida del hábito de amamantar en la mayoría de las mujeres debido a varias circunstancias como:


-       La comercialización de leche de vaca (¿por qué de vaca y no de cabra u otra especie?) y biberones para lactantes (muchos expertos dicen que fue el mayor experimento hecho con humanos a gran escala) y agresivas campañas de publicidad de los fabricantes con chupetes y biberones de leche artificial para todos. 


-       La Revolución Industrial, y la incorporación de las mujeres al mundo laboral con precarias condiciones de trabajo. 


-       La asistencia hospitalaria de los partos, con protocolos y horarios rígidos, nurseries o nidos con chupetes y leche artificial para todos.


-       El falso "cientifismo" de los profesionales que creían que el biberón era más seguro que la leche materna.


Amamantar era cada vez menos frecuente y, cuando las mujeres decidían hacerlo, rara vez podían contar con el apoyo y la experiencia de sus abuelas, hermanas e incluso de los profesionales sanitarios. Las mujeres no tenían dónde aprender a dar de mamar. Ni siquiera confiaban en su capacidad para hacerlo. Había llegado lo que llamamos "la cultura del biberón", y todavía estamos inmersos en ella.


A mediados de ese siglo XX surgieron muchas voces de alarma entre los profesionales sanitarios a consecuencia de la pérdida del hábito de amamantar. El aumento de la morbi-mortalidad en los niños en todo el mundo era alarmante, y la situación en el Tercer Mundo, dramática  (Conferencia de Cecily Williams, Singapur1939 "leche y asesinato"). Se crearon organizaciones internacionales como la OMS, ONU y UNICEF que, basados en los Derechos Humanos y de la Infancia, decidieron tomar medidas para mejorar la salud de los niños tales como la promoción de la lactancia materna (Ihan, Estrategia Mundial para la Alimentación del Lactante y niño pequeño, etc.), y establecieron normativas internacionales para evitar la publicidad engañosa de las compañías fabricantes de leche artificial (Código internacional de Comercialización de los Sucedáneos de la leche materna), biberones, chupetes, etc. Todas sus recomendaciones están basadas en un análisis de la realidad y en los resultados de la investigación científica  médica basada en la evidencia. Hasta hoy, los sucesivos trabajos de  investigación no han dejado de aportar datos sobre las ventajas y superioridad de la alimentación de los lactantes con leche materna frente a las fórmulas artificiales.


Debemos mencionar experiencias pioneras en el apoyo a la Lactancia Materna y el reconocimiento de sus ventajas como la formación de grupos de apoyo madre a madre para ayudar con su experiencia (La liga de la Leche fue el primero, en EEUU 1959, que hoy continúa siendo una prestigiosa organización internacional) y a las primeros instituciones que gestionaron leche humana donada como La Gota de Leche, precursoras de los actuales Bancos de Leche Humana Donada. Y según la mencionada evidencia científica y médica las recomendaciones son mantener la lactancia materna exclusiva durante al menos los primeros seis meses de vida y continuar junto con la alimentación complementaria hasta al menos los dos años o más.


Nuestra realidad ahora, en España, es que a las 48 horas de vida toman lactancia exclusiva menos del 70% de recién nacidos y menos del 24%continúan mamando hasta los 6 meses de vida.
 
La historia nos demuestra que las mujeres han amamantado a sus hijos en todas las épocas, aunque esta práctica no ha estado nunca exenta de dificultades y/o conceptos erróneos. Ahora sabemos que  la lactancia materna no es sólo un hecho biológico e intuitivo, es un comportamiento aprendido sujeto a múltiples influencias: personales, sociales, económicas y culturales.


Para contribuir a recuperar la práctica y cultura del amamantamiento, un bien insustituible para la salud de la población, tanto la sociedad como los medios de comunicación y los profesionales de la salud tenemos un papel importante con respecto a normalizar la imagen de la Lactancia Materna, protegiendo esta práctica con el desarrollo de leyes o normativas, informando a las madres o futuras madres, apoyándolas y ayudando a resolver sus dudas, dificultades o problemas e incluso contribuyendo a la formación de grupos de apoyo madre a madre.


Pero todo ello sin olvidar que, puesto que son las mujeres quienes amamantan, son ellas quienes tienen derecho a tomar una decisión informada y libre sobre el método de alimentación y crianza de sus hijos. Los demás sólo podemos respetar sus decisiones.
Bibliografía:
La Vida Láctea, Historia del amamantamiento
Luis Hernáiz,Ma Soledad Saiz
Ed.Foren21
Manual de Lactancia Materna. De la teoría a la Práctica
AEP
Ed. Médica Panamericana

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