domingo, 22 de noviembre de 2015

Agitación del amamantamiento



El término de “agitación del amamantamiento” hace referencia a cuando la madre siente un rechazo visceral, incontrolable, involuntario, inevitable a dar el pecho a su hijo. Le sucede una necesidad extrema de apartar al niño del pecho, un sentimiento de culpa en la madre y desconcierto y no saber qué está pasando en el hijo.

No se sabe muy bien su causa, sólo que cree que es un mecanismo instintivo que está asociado a cambios hormonales, como puede ser la ovulación o la regla.

Es algo bastante común , aunque las mamas no se atreven a hablar de ello porque les puede avergonzar o no sentirse entendidas por los de su alrededor, e incluso sentirse culpables de ello.

 Es fácil entender que es una situación difícil para ambos, madre e hijo, y que se necesita saber de ella para poder gestionarla.

  ¿Cuando ocurre?

-      Es común que ocurra cuando el hijo/a tiene  alrededor de  un año, aunque no hay una edad concreta.

-      Es más común que ocurra cuando la mama está embarazada o está lactando en tándem. En la lactancia en tándem, esa agitación se siente hacia el hijo/a más mayor.

-      Puede ocurrir algunos días o todos los días, y en todas las tomas o en algunas tomas. Las tomas peor toleradas son las nocturnas.

-      No tiene que ocurrirle a todas las mujeres.

  ¿Qué ocurre?

-      Cuando el hijo/a mayor toma el pecho, la madre siente un calambre por todo el cuerpo, como si la sensación del chirriar de muchos clavos en una pizarra se hiciera física en el cuerpo, como tener la piel de gallina, de forma que puede aumentar en intensidad y sentir la madre la necesidad inevitable de separar a su hijo/a del pecho por lo desagradable que es, incapaz de tolerarlo.

-      Las mamas no lo asocian al dolor de mamar sino a una sensación muy intensa de rechazo a que su hijo/a mayor lacte.

-      Cuando la madre empieza a sentir la agitación, también la siente el hermano/a mayor, porque se da cuenta del rechazo de su madre, no entiende qué está pasando y pueden experimentar cierta ansiedad que les hace estar más pegados a su madre porque temen perderla.


  ¿Qué se puede hacer?

-      Hablarlo para reconocerlo, aunque nos parezca que debemos callarlo porque pueden pensar que somos malas madres, y nos avergonzamos, porque no entendemos cómo es posible sentir ese rechazo hacia su hijo.

-      Analizar y pensar en los momentos en que aparece la agitación para así reconocerlos y así actuar  en consecuencia para poder mejorarlos.

Por ejemplo:

1.     Si la agitación ocurre en las tomas de la noche, podemos hablar con el hijo/a mayor, explicarles lo que le sucede a mama y negociar la toma bien acortándola contando hasta 10 y vale, o suprimiéndola y compensarla con mimos, caricias, cosquillitas,…. Aunque parezca increíble, nos pueden entender y sorprendernos.

2.    Si aparece cuando se está ovulando o con la regla, ya sabemos que son unos pocos días y se pasará. Se pueden acortar las tomas explicándole al hijo/a mayor que es necesario, y así evitará sentirse rechazado si no se le explica y se le aparta bruscamente.

3.    Si la agitación empeora cuando el hermano/a mayor mama a la vez que el pequeño, se debe hablar de nuevo con el/la mayor para establecer turnos y evitar pasar un mal rato a los dos.

4.    Se sabe que cuando la mama está más relajada, la agitación del amamantamiento es de menor intensidad, así que es recomendable relajarse, pasear, alimentarse mejor, descansar más, darse un tiempo para  usarlo para una misma, etc…

5.    Revisar la postura y succión del hijo/a mayor, de forma que la toma sea lo más agradable posible. Si les gusta tocar el pezón del otro pecho a la vez que maman, y a la mama le resulta irritante,  es adecuado decirle que no lo haga.

Todo se resume en que hablar con sinceridad al niño/a ayudará a gestionar la agitación del amamantamiento de forma que se le explique que es necesario acortar el tiempo de estar mamando o de suprimir alguna toma, pero que se puede compensar con más momentos de acurrucarse los dos, dar mimos, jugar,…. Es importante decirles que lo que les ocurre es algo normal, y que no es culpa de nadie, ni de mama ni suya.

Puede ocurrir que la agitación nos lleve a plantearnos el destete del hermano mayor. Si se tuviera esa necesidad, lo correcto es iniciar un destete gradual, planeado incluso negociado si fuera posible  porque continuar con una lactancia desagradable para la mama y una lactancia en la que se puede sentir el hijo mayor rechazado y no entender qué está pasando no aporta apenas ningún beneficio a ninguno.

 Bibliografia y páginas webs:

-      La liga de la leche internacional:

·         El arte femenino de amamantar. Edición 2011, editorial Medici

·         Lactancia materna. Libro de respuestas. Edición revisada

·         www.llli.org

-      Pilar Martinez Álvarez en:

·         www.maternidadcontinuum.com

·         www.unamadrecomotu.com

Texto escrito por Asun las Heras, matrona e IBCLC, a 22 de noviembre de 2015

Lo que toda embarazada debería saber

Hace ya unos seis años que hice ya mi formación de doula (mujer que da apoyo a otra en el embarazo, parto y puerperio). Por eso al quedarme embarazada yo ya sabía la importancia de acudir a un grupo de apoyo a la lactancia incluso ya durante el embarazo. Y es que la lactancia muchas veces no es tan fácil. Es como tener el parto con el que habías soñado, en un entorno respetado, sin oxitocina (porque sabes sus efectos en el bebé), sin epidural (porque sabes sus efectos en el bebé) o sin cesárea porque también sabes sus efectos en el bebé. Y de repente sin previo aviso te encuentras de 36 semanas, con preeclapsia y te enfrentas a una inducción de un día para otro cargándote con todo el pack, incluído un bonito pespunte en el abdomen. Pero hay que tirar “palante”. 

Pues con la lactancia pasa lo mismo. Cuando tienes a tu bebé por primera vez en brazos piensas que lo peor ya ha pasado y que ahora viene el disfrute, la nube de amor, el color rosa, la sonrisa permanente mirando la carita de tu hijito. Y así es en muchas ocasiones, es verdad. Pero no en todas, ni mucho menos. Ya en las primeras tomas puedes enfrentarte a un choque emocional porque el bebé no se despierta, no come, el pecho te duele, te salen grietas porque nadie te ha explicado cómo poner al bebé y lo haces por lo que has visto en las películas o los anuncios de la tele, al bebé le baja la glucemia y hay que darle leche artificial, o te han separado de él por este o aquel motivo y “como no podía estar sin comer” ya le han enchufado un biberón y nadie te dice que lo único que necesita tu bebé es seguir pegadito a ti, seguir sintiendo tu calor y seguir escuchando tu respiración y los latidos de tu corazón para que todo vaya mejor, o que te puedes extraer unas gotitas de calostro y dárselas con una simple cucharilla para que todo siga su curso natural…cuántas cosas pueden pasar (y pasan) que no entraban en tus planes rosas. 

Y es entonces cuando víctima de tu cocktail hormonal y de este choque emocional empiezas a darte cuenta de tu realidad y se te llenan los ojos de lágrimas. Y aunque estás convencida de que quieres darle el pecho a tu hijo, (porque también sabes los efectos de la leche artificial en los bebés) todo está en tu contra, todo…menos el amor que sientes por esa criatura. Incluso tu madre, tu suegra, tu cuñada o tu cuñado que también sabe de esto, la vecina o una amiga que nunca dio de mamar o que ni siquiera tuvo hijos, parece que todos saben lo que hay que hacer y eres la única tonta que no tiene ni idea y que además le hace pasar hambre a su hijo. Otra cosa más por la que sufrir, que no teníamos bastante.
En fin, que te sientes más sola e incomprendida que nunca, con un bebé que no mama bien, que te hace daño y que según los demás le tienes desnutrido, con lo bien que estaría con un biberón. Pero ahí estás tú, que aún llorando por las esquinas y pasándolo peor que nunca, sigues sacándote la teta una y otra vez. O no. O quizá te rindes y tiras la toalla porque no puedes más. Pero si antes te sentías mal, y culpable por no saber cuidar de tu hijo, por no saber alimentarle, ahora ya ni te cuento lo culpable que te sientes por rendirte y por ver otro de tus planes rosas salir volando por la ventana.  

Por otro lado, no hace mucho que yo decía en una entrevista en la radio que si una madre por el motivo justificado que sea no puede dar de mamar a su hijo, no pasa nada, hay que aceptar la vida como viene, y si no puedes hacer más pues hay que aceptarlo. Una madre me reprochó estas palabras porque no se puede decir que no pasa nada, en realidad que pasa algo. Y claro que pasa, pasan muchas cosas que en principio no quieres para tu hijo, pero si no puedes hacer más de lo que has hecho, no te sientas culpable por favor, a eso me refiero con no pasa nada, ya sabemos que la lactancia materna es lo mejor que puedes darle, pero dejémonos de dramas y culpabilidades, sin querer decir con esto que a la primera de cambio tires la toalla, muchas lactancias difíciles en sus comienzos dejan de serlo para convertirse en lactancias felices y prolongadas.  

Y bueno, que me desvío. Porque lo que quiero transmitir aquí, es que muchas de estas problemáticas suceden por no saber, por ser ignorantes de nuestra propia naturaleza, que sabemos más del manejo de internet que de nuestro propio ser. Por eso hay que volver a aprender de nosotras, unas de otras, las que no saben de las que ya han pasado por ello y ahora saben un poquito más. Así que, mujeres embarazadas, acudid a los cursos de preparación al parto, donde las matronas de atención primaria os introducirán en el apasionante mundo de la lactancia y aprenderéis muchas cosas que os resultarán necesarias. Algunas de ellas forman incluso su propio grupo de apoyo, preguntadles. Y acudid también a los grupos de apoyo de vuestra localidad incluso meses antes de parir, no esperéis a tener problemas, iréis preparadas para el color rosa y para muchas otras tonalidades que os pueden sorprender durante y después del parto. Y si tenéis oportunidad de acudir a más de uno, probadlos y luego elegid el que os dé mejor impresión o vaya más con vuestra forma de pensar y sentir. Pero sobre todo informaros sobre lactancia, en los grupos de apoyo, leyendo, hablando con otras madres…saber que en el quinto mes de embarazo tu bebé ya puede escuchar tu voz es muy bonito, pero también lo es saber darle lo mejor de ti cuando nace y sobre esto parece que se nos olvida buscar información y consejos. Cuántas cosas pueden pasar y pasan, que no entraban en tus planes rosas, pero cuántas podrías no haber vivido si hubieras estado mejor informada y con el apoyo necesario en estos momentos.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Historia de la Lactancia

RECUPERAR EL ARTE DE AMAMANTAR
Los humanos somos mamíferos y como esa taxonomía indica, las mujeres tenemos la capacidad biológica de alimentar a nuestros hijos (e hijas) recién nacidos y lactantes. La leche materna es el alimento diseñado por la naturaleza y sin duda el más apropiado.


Entre los mamíferos, las características de la leche que producen las hembras y la manera de amamantar, varía con cada especie de una forma curiosa y a veces asombrosa. Así por ejemplo, la leche de Yak es de un curioso color rosa, el ornitorrinco no tiene pezones y su leche fluye a través de los poros que las crías lamen, la ballena azul tiene el récord de mamas más grandes que miden unos 2.4 metros de longitud y producen unos 600 litros de leche diarios, mientras que la musaraña ostenta el récord por tener las mamas más pequeñas de la naturaleza que apenas miden 2 mms de diámetro, los conejos dan de mamar a sus crías una vez al día mientras que las hembras de león marino lo hacen una vez a la semana. La leche humana tiene una proporción de proteínas y grasas notablemente más baja que la de los conejos y leones marinos mencionados, tal vez por eso nuestras crías necesitan  que la frecuencia de las tomas sea notablemente mayor.


Las investigaciones en Atapuerca sobre la evolución de nuestra especie, de homínidos a humanos, confirman que las mujeres prehistóricas alimentaban a sus crías exclusivamente hasta los 3 o 4 años, cuando aparecía la dentición y los niños ya eran capaces de masticar. Además, los restos de esqueletos infantiles encontrados en esas excavaciones muestran que esos niños no padecieron raquitismo. La lactancia materna fue un elemento básico para la supervivencia de nuestra especie.


Los antropólogos cuentan también que, con la evolución, nuestros antepasados dejaron paulatinamente de andar a cuatro patas para adoptar la bipedestación. Igualmente, con la evolución aumentó el tamaño del cerebro y cráneo y perdimos el pelo que cubría nuestro cuerpo. La pelvis se estrechó para poder soportar el peso de las vísceras y las crías nacían más inmaduras que las de otras especies, antes de que el tamaño del cráneo impidiera  su paso, a través de ella, en los partos. Para poder permitir el parto con éxito los embarazos de acortaron en el tiempo, por eso los hijos nacían antes, siendo más dependientes. Las madres ya no se desplazaban llevando a sus pequeños prendidos del pelo, estos necesitaban ser acarreadas en brazos y cerca de las mamas. Con ese gesto, el abrazo y la mirada, surgía un vínculo, una forma de comunicación más humana y la manera instintiva en que un recién nacido se siente protegido y seguro. Podemos decir que la lactancia materna es más que un alimento. 
 
La historia nos deja muchos relatos e imágenes sobre la práctica de la Lactancia, que ha sido siempre valorada por filósofos, médicos, humanistas y  pueblos en general.


Ya desde Mesopotamia, cuna de la primera escritura (cuneiforme), nos han llegado registros como el del Código de Hammurabi en donde, entre otras normas o leyes, se describen las condiciones de contratación para las nodrizas y forma de pagar sus servicios en especies como medidas de grano,  aceite, etc. 

Egipto considera madres de leche a las nodrizas, muy valoradas socialmente. Según ha quedado escrito en el Pariro de Evers (tratado médico) se creía en las propiedades terapéuticas de la leche materna humana y recomendaba su uso, por ejemplo, para tratar algunas enfermedades las otitis o curar heridas.

La mitología Griega daba un valor sobrenatural a la leche de las diosas; un ejemplo es el relato sobre el nacimiento de la Vía Láctea. En Esparta, una de las condiciones para ser rey  era que el candidato hubiera sido amamantado en su infancia. Los filósofos y pensadores desaconsejaban mantener relaciones sexuales a las mujeres que amamantaban pues creían que el semen corrompía la leche y podía hacer enfermar a los niños.


Los Romanos fabricaban pequeños recipientes en barro o vidrio llamados "guttus", y se sabe que estos fueron utilizados para alimentar a los lactantes, pues han sido encontrados junto a las tumbas infantiles. Estos guttus evolucionaron hacia los cántaros y porrones actuales. En las zonas campesinas las mujeres daban de mamar a sus hijos, sin embargo entre las familias ricas se extendió la moda de contratar nodrizas: las mujeres no querían prolongar el intervalo de tiempo entre sus embarazos para tener más descendencia, sin abandonar, además, la activa vida social. Por influencia de la Cultura Griega, muy valorada en Roma, el pecho adquirió un importante valor estético y lucirlo se había puesto de moda. Se asoció la lactancia materna a un mayor envejecimiento y deterioro físico en las mujeres.
En la América Precolombina la lactancia materna tenía un especial valor ya que no era posible suministrar otro tipo de leches porque no tenían animales mamíferos domésticos. Hay relatos curiosos (del inca Garcilaso)sobre las mujeres incas, que adoptaban curiosas posturas para dar de mamar a sus hijos, poniéndose a veces a cuatro patas con tal de no cogerles en brazos "para que no se volvieran llorones". 


A partir del Renacimiento y durante los siglos posteriores, con el nacimiento del humanismo,  crece el valor dado a la Lactancia Natural, aunque, como en casi todas las épocas y culturas continúa siendo frecuente la contratación de nodrizas o amas de cría, generalmente entre las familias adineradas. 


A principios del siglo XX el porcentaje de mujeres que amamantaban a sus hijos durante los primeros meses o años de vida era alto y el mayor registrado en la historia. En EEUU están documentadas cifras en torno al 80% o 90% de niños amamantados al nacer. 
Sin embargo es en ese siglo cuando se van a dar las circunstancias que llevarán a la pérdida del hábito de amamantar en la mayoría de las mujeres debido a varias circunstancias como:


-       La comercialización de leche de vaca (¿por qué de vaca y no de cabra u otra especie?) y biberones para lactantes (muchos expertos dicen que fue el mayor experimento hecho con humanos a gran escala) y agresivas campañas de publicidad de los fabricantes con chupetes y biberones de leche artificial para todos. 


-       La Revolución Industrial, y la incorporación de las mujeres al mundo laboral con precarias condiciones de trabajo. 


-       La asistencia hospitalaria de los partos, con protocolos y horarios rígidos, nurseries o nidos con chupetes y leche artificial para todos.


-       El falso "cientifismo" de los profesionales que creían que el biberón era más seguro que la leche materna.


Amamantar era cada vez menos frecuente y, cuando las mujeres decidían hacerlo, rara vez podían contar con el apoyo y la experiencia de sus abuelas, hermanas e incluso de los profesionales sanitarios. Las mujeres no tenían dónde aprender a dar de mamar. Ni siquiera confiaban en su capacidad para hacerlo. Había llegado lo que llamamos "la cultura del biberón", y todavía estamos inmersos en ella.


A mediados de ese siglo XX surgieron muchas voces de alarma entre los profesionales sanitarios a consecuencia de la pérdida del hábito de amamantar. El aumento de la morbi-mortalidad en los niños en todo el mundo era alarmante, y la situación en el Tercer Mundo, dramática  (Conferencia de Cecily Williams, Singapur1939 "leche y asesinato"). Se crearon organizaciones internacionales como la OMS, ONU y UNICEF que, basados en los Derechos Humanos y de la Infancia, decidieron tomar medidas para mejorar la salud de los niños tales como la promoción de la lactancia materna (Ihan, Estrategia Mundial para la Alimentación del Lactante y niño pequeño, etc.), y establecieron normativas internacionales para evitar la publicidad engañosa de las compañías fabricantes de leche artificial (Código internacional de Comercialización de los Sucedáneos de la leche materna), biberones, chupetes, etc. Todas sus recomendaciones están basadas en un análisis de la realidad y en los resultados de la investigación científica  médica basada en la evidencia. Hasta hoy, los sucesivos trabajos de  investigación no han dejado de aportar datos sobre las ventajas y superioridad de la alimentación de los lactantes con leche materna frente a las fórmulas artificiales.


Debemos mencionar experiencias pioneras en el apoyo a la Lactancia Materna y el reconocimiento de sus ventajas como la formación de grupos de apoyo madre a madre para ayudar con su experiencia (La liga de la Leche fue el primero, en EEUU 1959, que hoy continúa siendo una prestigiosa organización internacional) y a las primeros instituciones que gestionaron leche humana donada como La Gota de Leche, precursoras de los actuales Bancos de Leche Humana Donada. Y según la mencionada evidencia científica y médica las recomendaciones son mantener la lactancia materna exclusiva durante al menos los primeros seis meses de vida y continuar junto con la alimentación complementaria hasta al menos los dos años o más.


Nuestra realidad ahora, en España, es que a las 48 horas de vida toman lactancia exclusiva menos del 70% de recién nacidos y menos del 24%continúan mamando hasta los 6 meses de vida.
 
La historia nos demuestra que las mujeres han amamantado a sus hijos en todas las épocas, aunque esta práctica no ha estado nunca exenta de dificultades y/o conceptos erróneos. Ahora sabemos que  la lactancia materna no es sólo un hecho biológico e intuitivo, es un comportamiento aprendido sujeto a múltiples influencias: personales, sociales, económicas y culturales.


Para contribuir a recuperar la práctica y cultura del amamantamiento, un bien insustituible para la salud de la población, tanto la sociedad como los medios de comunicación y los profesionales de la salud tenemos un papel importante con respecto a normalizar la imagen de la Lactancia Materna, protegiendo esta práctica con el desarrollo de leyes o normativas, informando a las madres o futuras madres, apoyándolas y ayudando a resolver sus dudas, dificultades o problemas e incluso contribuyendo a la formación de grupos de apoyo madre a madre.


Pero todo ello sin olvidar que, puesto que son las mujeres quienes amamantan, son ellas quienes tienen derecho a tomar una decisión informada y libre sobre el método de alimentación y crianza de sus hijos. Los demás sólo podemos respetar sus decisiones.
Bibliografía:
La Vida Láctea, Historia del amamantamiento
Luis Hernáiz,Ma Soledad Saiz
Ed.Foren21
Manual de Lactancia Materna. De la teoría a la Práctica
AEP
Ed. Médica Panamericana