El término de “agitación del amamantamiento” hace referencia a
cuando la madre siente un rechazo visceral, incontrolable, involuntario,
inevitable a dar el pecho a su hijo. Le sucede una necesidad extrema de apartar
al niño del pecho, un sentimiento de culpa en la madre y desconcierto y no
saber qué está pasando en el hijo.
No se sabe muy bien su causa, sólo que cree que es un
mecanismo instintivo que está asociado a cambios hormonales, como puede ser la
ovulación o la regla.
Es algo bastante común , aunque las mamas no se atreven a
hablar de ello porque les puede avergonzar o no sentirse entendidas por los de
su alrededor, e incluso sentirse culpables de ello.
Es fácil entender que
es una situación difícil para ambos, madre e hijo, y que se necesita saber de
ella para poder gestionarla.
¿Cuando ocurre?
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Es común que ocurra cuando el hijo/a tiene alrededor de
un año, aunque no hay una edad concreta.
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Es más común que ocurra cuando la mama está
embarazada o está lactando en tándem. En la lactancia en tándem, esa agitación
se siente hacia el hijo/a más mayor.
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Puede ocurrir algunos días o todos los días, y en
todas las tomas o en algunas tomas. Las tomas peor toleradas son las nocturnas.
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No tiene que ocurrirle a todas las mujeres.
¿Qué ocurre?
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Cuando el hijo/a mayor toma el pecho, la madre
siente un calambre por todo el cuerpo, como si la sensación del chirriar de
muchos clavos en una pizarra se hiciera física en el cuerpo, como tener la piel
de gallina, de forma que puede aumentar en intensidad y sentir la madre la
necesidad inevitable de separar a su hijo/a del pecho por lo desagradable que
es, incapaz de tolerarlo.
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Las mamas no lo asocian al dolor de mamar sino a
una sensación muy intensa de rechazo a que su hijo/a mayor lacte.
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Cuando la madre empieza a sentir la agitación,
también la siente el hermano/a mayor, porque se da cuenta del rechazo de su
madre, no entiende qué está pasando y pueden experimentar cierta ansiedad que
les hace estar más pegados a su madre porque temen perderla.
¿Qué se puede hacer?
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Hablarlo para reconocerlo, aunque nos parezca que
debemos callarlo porque pueden pensar que somos malas madres, y nos
avergonzamos, porque no entendemos cómo es posible sentir ese rechazo hacia su
hijo.
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Analizar y pensar en los momentos en que aparece
la agitación para así reconocerlos y así actuar
en consecuencia para poder mejorarlos.
Por ejemplo:
1.
Si la agitación ocurre en las tomas de la noche,
podemos hablar con el hijo/a mayor, explicarles lo que le sucede a mama y
negociar la toma bien acortándola contando hasta 10 y vale, o suprimiéndola y
compensarla con mimos, caricias, cosquillitas,…. Aunque parezca increíble, nos
pueden entender y sorprendernos.
2.
Si aparece cuando se está ovulando o con la regla,
ya sabemos que son unos pocos días y se pasará. Se pueden acortar las tomas
explicándole al hijo/a mayor que es necesario, y así evitará sentirse rechazado
si no se le explica y se le aparta bruscamente.
3.
Si la agitación empeora cuando el hermano/a mayor
mama a la vez que el pequeño, se debe hablar de nuevo con el/la mayor para
establecer turnos y evitar pasar un mal rato a los dos.
4.
Se sabe que cuando la mama está más relajada, la
agitación del amamantamiento es de menor intensidad, así que es recomendable
relajarse, pasear, alimentarse mejor, descansar más, darse un tiempo para usarlo para una misma, etc…
5.
Revisar la postura y succión del hijo/a mayor, de
forma que la toma sea lo más agradable posible. Si les gusta tocar el pezón del
otro pecho a la vez que maman, y a la mama le resulta irritante, es adecuado decirle que no lo haga.
Todo se resume en que hablar con sinceridad al niño/a ayudará
a gestionar la agitación del amamantamiento de forma que se le explique que es
necesario acortar el tiempo de estar mamando o de suprimir alguna toma, pero
que se puede compensar con más momentos de acurrucarse los dos, dar mimos,
jugar,…. Es importante decirles que lo que les ocurre es algo normal, y que no
es culpa de nadie, ni de mama ni suya.
Puede ocurrir que la agitación nos lleve a plantearnos el
destete del hermano mayor. Si se tuviera esa necesidad, lo correcto es iniciar
un destete gradual, planeado incluso negociado si fuera posible porque continuar con una lactancia
desagradable para la mama y una lactancia en la que se puede sentir el hijo
mayor rechazado y no entender qué está pasando no aporta apenas ningún
beneficio a ninguno.
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La liga de la leche internacional:
·
El arte femenino de amamantar. Edición 2011,
editorial Medici
·
Lactancia materna. Libro de respuestas. Edición
revisada
-
Pilar Martinez Álvarez en:
·
www.maternidadcontinuum.com
·
www.unamadrecomotu.com
Texto escrito por Asun las Heras, matrona e IBCLC, a 22 de
noviembre de 2015
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