AMAMANTAR
RECLINADA, AGARRE Y VÍNCULO
Madre y bebé poseen instintos y capacidades, no sólo para el
parto, sino también para la lactancia. Sí, puede parecer algo extraño al
principio, especialmente si no se ha conocido a muchos lactantes, pero aunque
esta sea tu primera vez, se trata de un proceso que lleva decenas de miles de
años funcionando.
Amamantar
reclinada.
Lo que suele ocurrir en la actualidad, en la mayoría de los
hospitales que tenemos cercanos, es que
tras el nacimiento del bebé, nos pongan al
bebé sobre nuestro pecho descubierto (si es nuestro deseo y si el estado de
salud del bebé y el nuestro lo permite).
Cuando el bebé nace, sus instintos y reflejos (de hociqueo, de
búsqueda, de succión) le ayudan a gatear
hacia el pezón, y a agarrarse a él, aunque la madre no le ayude.
La mama en la mesa de partos suele estar reclinada, el bebé
estará colocado sobre su pecho, le habrán secado, llevará un pañal y quizás una
camiseta abierta por delante, y cubierto por una toalla o mantita seca. En esta
postura se inicia el contacto piel con piel madre-bebé y su primer agarre, a esto se le llama amamantar reclinada, y no suele doler, de ahí su valor e importancia.
Ahora la fuerza de la gravedad les mantiene en íntimo
contacto, y la madre tiene libre las manos para acariciar al bebé. En un parto
no muy difícil, es posible que el recién nacido empiece a buscar el pecho casi
inmediatamente, o puede que esté algo confuso al notar que está fuera del
cálido y acuoso hogar donde ha estado los últimos 9 meses. Si el parto ha sido
difícil puede que al principio el bebé
llore y necesite algo más de tiempo para agarrarse.
Mientras se recupera de su nacimiento, el bebé empieza a
buscar el pecho, a olisquear, a chupar, a lamer, a llevarse el puño a la boca.
Puede empezar a levantar la cabeza, con bastante fuerza, y que con la cara se golpee contra el
pecho. Y todo esto suele ocurrir antes o durante la primera hora de vida. Lo
hace guiándose por el tacto, y el olfato, y el oído, no por la vista. En algún
momento, cuando tenga la cara cerca del pezón, elevará la cabeza, abrirá bien
la boca, se agarrará y empezara a lactar.
Hasta ahora, el bebé se ha alimentado continuamente a través
del cordón umbilical, y está diseñado para lactar con frecuencia. Por eso,
puede que mame, se suelte, se duerma un rato, y luego despierte y busque de
nuevo el pezón. Este es el comienzo de una buena producción de leche y de un
bebé bien alimentado.
Y este comportamiento no lo va a olvidar, y cada vez que esté
piel con piel sobre su mamá, si se le da tiempo se desencadenarán los
anteriores reflejos de hociqueo, búsqueda y succión y el bebito se agarrará al
pecho de su mamá. Y ocurrirá independientemente de los días, semanas, o meses
que tenga. Aunque cada vez ocurrirá de forma más espaciada, de forma que la
ingesta de leche le satisfaga y aguante más tiempo hasta la siguiente toma.
Repito, porque me parece interesante que se conozca, que en la mayoría de los agarres en esta postura, dar el pecho no duele. En la actualidad hay muchas mamas que se quejan de dolor al lactar. Se buscan todas las causas que puedan producir dolor y se indican diferentes planes terapéuticos (uso de pezoneras, toma de probioticos, visitar al pediatra y valorar el frenillo del bebe, toma de analgésicos, quizás el médico paute antibióticos, etc....).
Muy poca gente conoce y recomienda esta postura de amamantar reclinada, y por esta razón no es una postura muy extendida, pero merece la pena saber de ella y utillizarla si nos es necesaria, porque el dolor puede ser insoportable y los tratamientos indicados pueden ser insuficientes.
Por qué
es tan bueno amamantar reclinada.
Reclinarse y dejar que la fuerza de la gravedad sujete al bebé
es algo tan viejo como la propia humanidad, pero recientemente se ha
recuperado, analizado y bautizado como “Crianza
biológica”.
Estas son algunas de las ventajas de esta postura en
comparación con las largas listas de instrucciones típicas que suelen dar:
-
¡No hay una lista de instrucciones¡
-
La fuerza de la gravedad “pega” el bebé a la
madre, por lo que no hay que preocuparse por cómo cogerle.
-
La madre elige su posición, la posición del bebé,
la ropa que ambos visten, si sujetarse
el pecho o no, y si mover al bebé o no.
-
El torso de la madre “se abre” para que el bebé se
tumbe sobre él en cualquier posición, en lugar de tener que cruzárselo en el
regazo porque no hay otro lugar. Al estar inclinada no hay regazo, y las
posiciones son ilimitadas.
-
La gravedad proporciona al bebé sujeción plena,
constante y relajante (no quedan huecos ni hay puntos de presión).
-
La gravedad acerca al bebé al pecho de la madre
mientras él se contonea, en lugar de alejar su cabeza de él, como ocurre cuando
la madre está sentada.
-
El cuerpo del bebé está en contacto con el de la
madre, y se desencadenan más reacciones instintivas en ambos.
-
No es probable que el bebé sacuda los brazos, y
ellos entorpezcan su camino, porque se siente seguro en contacto con la madre.
-
La mamá se puede relajar completamente, sin
hombros tensos ni muñecas doloridas.
-
La madre tiene al menos una mano libre para
acariciar al bebé o tomar un sorbo de agua.
- Yo añadiría que el vaciado del pecho también es muy eficaz en esta postura. Punto muy importante a tener en cuenta para así evitar ingurgitaciones, obstrucciones de conductos, perlas de leche, posibles mastitis. Sólo hay que probarlo.
¿Amamantar reclinada al bebé siempre? Esto depende de cada
mamá, se puede modificar la posición, adaptarla durante las siestas, o
cambiarla por completo cuando el bebé y la mamá tengan más experiencia.
Opiniones
sobre la lactancia en posición reclinada.
1.- De una asesora de
lactancia irlandesa: “ en un acto de fe, esta mañana he probado la crianza
biológica con una madre y su bebé. Ella tenía los pezones doloridos y estaba
nerviosa y tensa, pero el bebé lo ha hecho muy bien. Ha sido asombroso: un
agarre perfecto, el bebé parecía comodísimo y la madre no daba crédito a la
ausencia de dolor. Todavía sonrío.”
2.- De
otra, en México: “Yo también hice un acto de fe la semana pasada, con dos bebes
diferentes. Ambos lo hicieron muy bien y se agarraron desde la posición
abdominal (barriga con barriga). Lo que más me sorprendió fue comprobar que,
efectivamente, con el bebé boca abajo sobre la madre reclinada, la gravedad
terrestre se ocupa de todo. Cuando la madre se siente más erguida, tiene que
ayudar mucho más al bebé. ¡Qué diferencia!”
3.- Una
madre norteamericana: “tras la visita a la monitora de La Liga de la Leche,
adopté la técnica de crianza biológica, pero pasé a la posición de cuna
cruzada, que me permitía controlar mejor la cabeza del bebé aunque no era
indolora. Ayer, el bebé buscaba mi pecho
y decidí intentar de nuevo con la posición reclinada, e INDOLORA. Tanto en lo
referente al agarre como después. Desde entonces, llevo trece tomas INDOLORAS
de catorce, ¡ y eso que las heridas de los pezones todavía no se han curado!.
Creo que ahora me resulta más fácil la posición reclinada porque no intento
tanto guiar al bebé; sólo le coloco el pezón delante de la boca y él hace el
resto. Por eso, creo que antes intentaba controlar demasiado el agarre.
Estoy
encantada con tantas tomas indoloras; esto es otra cosa. Estoy enormemente
aliviada y muy emocionada”
Os animo a que busquéis y veais imágenes y videos de esta forma de amamantar, diríamos, nueva. En internet hay varias.
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